cloud innovation

Tribuna de experto

¿Cómo acelera la nube la innovación al introducirse en las organizaciones? 

La nube, más allá de los impactos técnicos y financieros, influye en la organización de una empresa y en su forma de existir en el mercado. Sus impactos afectan al CIO, pero también al conjunto de áreas de empresa. Hoy en día, la nube se está emancipando de las TI y se está convirtiendo en un tema inclusivo, íntimamente relacionado con la estrategia empresarial. De esta forma se consolida más que nunca como catalizador de una innovación sostenible a escala que afecta a todos los actores de la empresa. 

La nube pone patas arriba a los responsables de sistemas 

 

Aunque el concepto surgió hace unos quince años, la nube está experimentando una aceleración muy fuerte en este contexto de crisis sanitaria y también con la llegada de su madurez tanto de la oferta como en cuanto a la forma de entenderla. Esta nueva etapa de la nube debe permitir verla en todas sus dimensiones. 

 

Durante mucho tiempo, la nube se ha percibido únicamente desde un punto de vista técnico y financiero. La empresa, al trasladar sus grandes aplicaciones a la nube, gana en eficiencia operativa y optimiza los costes. La adopción de la nube, más allá de su factura de costes de TI, afecta tanto a la organización como al modelo operativo del CIO. 

 

Su centro de gravedad se está desplazando. Con la estandarización y la automatización que aporta la nube, se necesitan automáticamente menos personas para «operar» y potencialmente más para diseñar y «desarrollar» aplicaciones. 

 

Por otro lado, este cambio de paradigma también forma parte de una verdadera revolución cultural. Estamos pasando de una cultura de «red» a una cultura de «software». Con la nube, todo radica en el código y, sobre todo, en la infraestructura. Por lo tanto, el manejo de una infraestructura implica nuevas competencias, prerrogativa de los ingenieros de software, que naturalmente saben manejar estas plataformas más que los ingenieros de redes u otros administradores de sistemas. 

 

De esta forma, los reflejos y demás procesos ágiles del desarrollo de software se funden, de forma natural, en estos equipos que se organizan en «feature teams» autónomos y multidisciplinares, sincronizados por el «backlog» móvil de los «products owners» y animados por los tradicionales «scrum masters». 

 

 

La nube se extiende a las demás áreas de la empresa  

 

En un momento de aceleración histórica de las prácticas digitales y, más concretamente, del comercio electrónico (+8,5 % en 2020 en la venta de bienes*) o del teletrabajo, las empresas se están convirtiendo más que nunca en «empresas tecnológicas». La tecnología está en el centro de sus productos y servicios. La nube está en la agenda del Comité Ejecutivo. Se está convirtiendo en un tema estratégico que atañe e implica a todos los departamentos de la empresa. 

 

Por supuesto, el departamento financiero está directamente afectado por este cambio a un modelo de pago por uso de los recursos informáticos. Hay que poner en marcha todo un proceso de ingeniería financiera con perfiles tipo FinOps, dotados de una sensibilidad «tech». Para el CIO, la nube, más allá de las cuestiones organizativas y de competencias, plantea cuestiones de soberanía, conformidad y seguridad. Por último, para los departamentos empresariales, la nube reduce el tiempo de comercialización y facilita el crecimiento, al centrarse en la creación de valor y no en el desarrollo técnico.  

Estas herramientas tienen un impacto: una nueva cultura de los datos que hay que entender, incluida la conciencia de los costes asociados al uso de estas tecnologías. 

 

 

Hacia un nuevo enfoque de la innovación, más compartido y equilibrado entre usuarios y tecnología, empresa e informática 

 

El traslado de las aplicaciones  a la nube que consumen muchos recursos es solo el comienzo de una transformación duradera, una ola que va más allá de cómo se suministran los recursos informáticos a escala. Se trata de un nuevo marco para la innovación sostenible, respaldado por los potentísimos servicios de datos y de inteligencia artificial disponibles en la nube. Una potencia que, hoy en día, está infrautilizada, en un momento en el que apenas se están sentando las bases. 

 

La nube multiplica el potencial de innovación al democratizar el acceso a un catálogo sin precedentes de herramientas y «facilitadores» que ayudan a desdibujar las tradicionales fronteras entre informática y empresa. Son una especie de «superpoderes» accesibles a todos (o a casi todos) que facilitan una saludable hibridación entre visión, diseño y producción.  

Podemos construir más rápido, más grande y con menos recursos. La tecnología ya no está reservada a unos pocos expertos, sino que está descentralizada en la empresa. Las herramientas empujan para tener más creatividad. Por último, a través de esta modularización y abstracción de las capacidades técnicas (cóctel de capacidades informáticas, de red y de almacenamiento), encontramos la esencia misma de la innovación: el arte de combinar las piezas entre sí para responder con elegancia a un problema real.  

 

Esta liberación del potencial de la tecnología sugiere nuevos enfoques de gestión de la innovación más equilibrados entre el diseño y la tecnología: ¡el pensamiento de diseño aplicado a la nube! Una hibridación aún más avanzada en las fases de exploración entre investigación de usuarios, análisis de mercado y conocimiento detallado del potencial tecnológico de la nube para pasar de esta mitología de la nube a una metodología que produzca resultados tangibles. Una vez modernizados los sistemas de información y asentandas sus sólidas bases, ha llegado el momento de aprovechar su potencial, inventando soluciones de éxito. 

 

*Fevad: https://www.fevad.com/bilan-du-e-commerce-en-2020-les-ventes-sur-internet-atteignent-112-milliards-deuros-grace-a-la-digitalisation-acceleree-du-commerce-de-detail/